Un fuego que obliga a evacuar a 90 viajeros en el recorrido Badajoz-Madrid y que provoca que deban esperar más de dos horas -literalmente en mitad del campo- a que otro convoy los transborde (mientras tanto, niños y mayores tienen que resguardarse en el aire acondicionado de vehículos de Guardia Civil y Policía Local porque el calor aprieta con fuerza). Tres trenes que sufren «averías técnicas», como una rotura de motor, en solo 24 horas y llegan con más de dos horas de retraso en plena operación salida del puente de agosto. Y otro más con casi tres horas de demora al día siguiente. Vagones sin climatización, indignación acumulada de los pasajeros y el temor de que si opta por este medio de transporte, el incidente está asegurado. Es el balance de un verano de contratiempos con el tren extremeño.

Desde mediados de junio, se han registrado una treintena de averías (algunas más graves, otras más leves, pero todas han ocasionado trastorno a los pasajeros), lo que significa una media de un percance cada tres días. Una realidad que ha provocado la denuncia continua de la ciudadanía, que considera que la situación «tercermundista» del ferrocarril se ha vuelto cada vez más insostenible.

POSTURA COMBATIVA / La Junta también ha tomado una postura combativa, más a sabiendas de que es una batalla que logra unir a los extremeños. De hecho, ha recibido críticas del PP porque, dicen, han convertido el asunto en un ataque constante al Gobierno central.

Lo cierto es que este verano desde la comunidad se ha querido lanzar un mensaje alto y claro de denuncia por el deficiente funcionamiento de este servicio.

En Renfe aseguran que no hay datos oficiales sobre los incidentes de los últimos meses y apuntan que existen hasta 30 circulaciones diarias para argumentar que «no significa que todos los trenes vayan a tener averías».

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