Por Antonio García Salas. Coordinador Sudoeste Ibérico en Red.
No existe ni en la mente de las personas ni las infraestructuras que lo hagan posible. Pero es la denominación que le damos al espacio comprendido entre Madrid y Lisboa concebido como un eje de flujos expandidos por todo el Sudoeste de la Península Ibérica, entendido no como un territorio estático y de sitios, delimitado por fronteras, sino como un corredor de flujos de personas, mercancías, conocimiento y energía generador de riqueza y vida y conectado en redes globales.
No existe porque ni se dispone de las infraestructuras que permitan generar flujos abundantes y dinámicos, ni existe como concepto de espacio conectado en las mentes de la opinión pública general, de los decisores, de los medios de comunicación y de los representantes políticos, privados y de la sociedad civil en general. Ni existe como concepto continuo y conectado, ni se tiene presente en las tomas de decisiones como prioridad de los dos Estados.
Con el Corredor Sudoeste Ibérico y sus publicaciones se pretende impulsar el concepto y las infraestructuras. Un concepto y unas infraestructuras que pueden transformar el territorio del Sudoeste Ibérico, pero también las dos capitales peninsulares, los dos países y Europa.
Que ello sea posible dependerá de hacerlo posible. Impulsando un proceso que debe de llevar a entender cómo un territorio conectado, tiene características emergentes distintas, muy superiores y de mayor complejidad que la mera suma de los recursos y elementos que lo componen. Para hacerlo posible son imprescindibles las infraestructuras de conexiones. Y su existencia, como en otros lugares, irá demandando nuevas conexiones.
La siguiente publicación que enlazamos al finalizar el texto no es un producto acabado y cerrado, sino incipiente y en construcción. Pretende servir de soporte para visualizar las posibilidades y estimular la creación colectiva de un concepto de dimensiones inalcanzables. En este camino queremos que nos acompañéis y verifiquéis como en muy pocos años se puede transformar una realidad secular incrustada en las mentes.