Conseguir un AVE para Extremadura va a costar muchos sudores. Y de eso pueden dar fe los más de tres mil vecinos de Badajoz que ayer pasaron a mediodía por San Francisco. A las once se abrió la urna de esta particular reivindicación festiva organizada por la Fundación Caja Badajoz y ya había gente esperando para depositar su papeleta pidiendo un tren digno. A las tres y media de la tarde se mantenía el goteo de votantes que se hacían el correspondiente retrato con el móvil delante de la urna.
El público se fue sumando según avanzó la mañana. La columna de cien personas entre el quiosco y el edificio de Caja Badajoz a las doce se dobló a la una, cuando más gente coincidió en la plaza. A esa hora, votar implicaba más de veinte minutos en la fila con el sol de cara a más de treinta grados. El abanico blanco de publicidad era la pieza más preciada del kit de reivindicación.
A todo el que desfilaba y dejaba su papeleta le dejaban una camiseta color vino, una gorra blanca, pegatinas y el abanico de cartón. Las camisetas se agotaron y la gente seguía pasando, mientras que en el escenario se sucedían las actuaciones. El calor fue disuasorio. Justo donde se concentró la fiesta, entre el quiosco y el edificio de Caja Badajoz, apenas había sombra, lo que dispersó al público entre los veladores.
En el otro extremo, más de noventa universitarios residentes en la Rucab preparaban cinco mil bocadillos. Rellenaron 2.600 barras de pan con 60 kilos de prueba de cerdo. A la una y media s empezó a repartir, pero no tuvo mucho éxito. Más de la mitad se cargaron de nuevo en la furgoneta.